Desde hace más de 20 años, el medio de transporte más útilizado en el país de Darusia son los portales. Estos son pintados por los maeses,que se forman en una academia:la Academia de los portales. Usando pintura de bodarita, medidores de coordenadas y compases, cualquier maese puede crear portales que lleven a cualquier sitio.
Pero... la bodarita se está agotando, los portales están siendo borrados y un maese está desaparecido. Dos estudiantes, un campesino que reclama su portal, un guardián y una minera serán los encargados de desenredar los entramados de la Academia.
Al principio se me hizo algo pesado, ya que te empiezan a explicar toda la ciencia de los portales y te pierdes un poco, pero luego ya te acostumbras y se entiende todo perfectamente.
Creo que los personajes son inmejorables y me encantaron las dos historias de amor que surgieron. Una no me la esperaba para nada y la otra tardaba demasiado en ocurrir.
Me quedo con la frase “No existen los límites para aquellos que se atreven a mirar más allá.”
Me gustó mucho el final. Llega un punto de la historia que empiezan a suceder muchísimas cosas nuevas y sorprendentes y ,en mi opinión, no se podía acabar el libro de otra manera.Yo diría que lo mejor del final es que sabes cómo acaban la mayor parte de los
personajes, aunque queden asuntos sin resolver.
Como hace siempre, la autora escribe la novela de forma que eres capaz de imaginártelo todo a la perfección, pues lo cuenta todo al mínimo detalle.
En resumen, me encantó en libro en su totalidad y una vez más Laura Gallego no me ha decepcionado.
Por Ana, 3º ESO
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